Le estaba escuchando pero no le pude entender. Tras pegar la oreja, no logré
comprender lo que Manuel me dijo que oía.
Las letras son breves. Se combinan, juguetean, asombran. Son átomos de la palabra, núcleos de la frase. Vagan por el mundo en busca de su lugar perfecto, pero tal lugar no existe. Dinámicas y atrevidas, las letras se rebelan contra las normas lingüísticas. Las agarro por las patas para ponerlas en su sitio, pero no me dejan. Se agitan, bailan a su antojo. Están confundidas y revueltas. Quiero ordenarlas, pero escapan de mi control… Estas letras tienen vida propia.
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