Mont des Arts, Bruselas |
Cuando pienso en Bruselas
no pienso en cielos grises;
idiomas que se cruzan
me vienen a la mente.
Fogosos edificios
sobre cielo escarlata
y níveas escaleras
bañadas por el sol.
Bronceadas esculturas
sobre altos pedestales
desde lo alto, saludan.
Y al caer la tarde
nubes rosas, veloces,
de sueños no cumplidos
tiñen el horizonte.
Cuando estoy en Bruselas
se me olvida el invierno
y las nieves congeladas
hasta que el húmedo frío
los pies me paraliza.
Librerías empolvadas
y antiquaires en Sablon;
mercadillos d'occasion
me descubren otros mundos...
Y las lágrimas de lluvia
alegres me parecen.
La tristeza sobreviene
cuando pienso en la gente:
el cielo cae de plomo
sobre mis hombros tristes
y un aguijón de plata
se clava en mi nostalgia.
Cuando voy por Bruselas,
no veo bruselenses.
Veo calles desérticas
o de turistas llenas.
Por paseos solitarios
no veo bruselenses.
Veo calles desérticas
o de turistas llenas.
Por paseos solitarios
descubro
gentes raras,
y las gentes corrientes
y las gentes corrientes
en
todos lados están.
Mentes
cerradas, abiertas.
Calle estrecha y avenida
con alegres empedrados
en los que torcerse el pie.
Cuesta arriba y empinada,
no hay gofres en bicicleta,
sino muchas losas sueltas
Calle estrecha y avenida
con alegres empedrados
en los que torcerse el pie.
Cuesta arriba y empinada,
no hay gofres en bicicleta,
sino muchas losas sueltas
y sus eternas reformas.
Pues Bruselas no es París:
bajo el cielo de Magritte
no hay bistrots, hay brasseries
Pues Bruselas no es París:
bajo el cielo de Magritte
no hay bistrots, hay brasseries
donde
se sirven moules frites
y
un entorse à la cheville...
Cuando descubro Bruselas
Cuando descubro Bruselas
pego el ojo a los cristales
del médico de instrumentos:
los oficios, de momento
se resisten a morir.
Burocracia interminable
o más bien, lenta.
Olor fresco en los jardines.
Aire triste y decadente...
Anaranjadas farolas
y en la Grand Place: ¡acuarelas!
El arte.
Baile y danza.
Basuras y escaleras.
Sube y baja. ¡Tanta cuesta!
¿No era plano el país belga?
En pintorescos rincones
de gofres et chocolats
se impregna el aroma ambiente.
Y en la terraza de Louise,
une vue panoramique:
L'Atomium et Les Marolles,
Place Flagey et Basilique.
Cuando paseo en Bruselas
del médico de instrumentos:
los oficios, de momento
se resisten a morir.
Burocracia interminable
o más bien, lenta.
Olor fresco en los jardines.
Aire triste y decadente...
Anaranjadas farolas
y en la Grand Place: ¡acuarelas!
El arte.
Baile y danza.
Basuras y escaleras.
Sube y baja. ¡Tanta cuesta!
¿No era plano el país belga?
En pintorescos rincones
de gofres et chocolats
se impregna el aroma ambiente.
Y en la terraza de Louise,
une vue panoramique:
L'Atomium et Les Marolles,
Place Flagey et Basilique.
Cuando paseo en Bruselas
los conciertos me sorprenden:
techno, tango y jazz manouche
en un ritmo que no duerme.
Stagiaires en Place Lux;
cornettes de pâtes, friteries,
sauces tartar et andalouse.
Bar à vins y jazz en bares,
Stagiaires en Place Lux;
cornettes de pâtes, friteries,
sauces tartar et andalouse.
Bar à vins y jazz en bares,
bar à huîtres, malabares.
Vida bohemia y bullicio.
Artes, música, gentío.
Vida bohemia y bullicio.
Artes, música, gentío.
Con
sus terrazas llenas
al
primer rayo de sol,
y
esa gente que saluda
sin
conocerte de nada.
Yo no sé si Bruselas
me gusta o no me gusta.
Sólo sé que me sorprende
con sus ritmos; me divierte,
me hastía o me enternece.
Y a veces me enfurece.
No me deja indiferente.
Yo no sé si Bruselas
me gusta o no me gusta.
Sólo sé que me sorprende
con sus ritmos; me divierte,
me hastía o me enternece.
Y a veces me enfurece.
No me deja indiferente.
Je la cherche,
elle me manque.