Hoy me toca
renovar el DNI. Tras la ducha limpio el espejo empañado hasta que consigo
verme, pero mi brazo derecho continúa borrado por el vapor. Por más que lo
limpio, el vaho no desaparece. Son las 8:43, así que me voy sin la imagen de mi
brazo, pues llego tarde. Cuando llega mi turno en comisaría el funcionario me
advierte de que estoy en un error: “Usted vino ayer a las cinco” – dice – “Aquí
está el resguardo firmado con su huella”. – No puede ser – Le digo mientras
mojo mi dedo en tinta y le estampo el pulgar en el papel. – ¡Compruébela, no es
la misma! – Pero el terror me paraliza cuando veo que no tengo huellas… Estoy
perdiendo la identidad.
Taller de microrrelatos "Sea breve, por favor. II" del Colectivo Iletrados
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